Con 3 hijos, a la hora de dormir he pasado por todo tipo de excusas, llantos, gritos, mimos… que si quiero ir al váter, que si tengo hambre, que si no tengo sueño, un besito más, es que tengo algo que contarte, me duelen los tobillos, me duelen las rodillas, me duele la cabeza, tengo sed, cuéntame un cuento, otro besito, dile al perro ese que suena que se calle, dile al interfono que se calle… ¡vamos! ¡un poco de todo!
Lo bueno de eso es que ha empezado (por lo menos con las dos mayores, con la tercera ya veremos) cuando empiezan los enfrentamientos: con 2 añitos más o menos. Hasta entonces, ha sido dejarles en la cuna y dormirse solitas.
Pero además de lo que he vivido yo, otros padres desesperados me han contado lo que pasa en su casa por las noches en su casa, y… ¡parece que aquí no se salva nadie! Niños que se pasan gritando todo lo que pueden hasta que a las horas caen rendidos (ellos o los padres), otros que necesitan sujetar la mano de su padre para dormirse, o que alguien se tumbe a su lado, las luces encendidas…
Con lo fácil que es dormirse ¿eh? ¿y la envidia que nos dan cuando los metemos en la cama? ¿no habéis dicho nunca eso de con lo bien que se debe estar ahí dentro, qué suerte, duérmete y aprovecha!?
Por eso me ha parecido interesante un artículo que leí en MI BEBE Y YO, del que os traigo algunos consejos para NO hacer al acostar a los niños. Espero que os sea útil, aunque lo perfecto sería… ¡que no los necesitarais!
1. ACOSTARLOS DEMASIADO TARDE. Los niños de 2 años duermen 40 minutos menos que los de la misma edad de 2 generaciones atrás. Por eso, y aunque parezca contradictorio, les cuesta más dormir, las siestas, y se desvelan en mitad de la noche. Se deben imponer unos horarios fijos para ir a la cama, teniendo en cuenta que los niños necesitan de 10 a 11 horas de sueño.
2. DEPENDER DE UN BALANCEO. Ni balancines, ni coches… no se deben usar para dormirlos, aunque sí para calmarlos.
3. DEMASIADOS ESTIMULOS EN LA CUNA. Menos luces o ruidos, que le puedan excitar o distraer.
4. SALTARSE LA RUTINA NOCTURNA. Por ejemplo leerle un cuento, bañarlo, lavarle los dientes, ponerle el saco… todo eso le va preparando para dormir.
5. FALTA DE CONSTANCIA. Procura ser firme cuando intente meterse en tu cama por la noche. A no ser que esté enfermo o tenga miedo, intenta explicarle claramente las normas y que duerma en su cama.
6. PASO DE LA CUNA A CAMA DEMASIADO PRONTO. ¡Eso me pasó a mi con la primera! Antes de cumplir los 3 años, muchos niños no están aún preparados para pasar a la cama, porque no entiende que los bordes de la cama representan las barreras de la cuna y no debe salir de ahí.
Y una que añado yo al artículo que os he sintetizado, que creo que es muy importante cuando son bebés.
7. EN PERIODO DE LACTANCIA, ACOSTARLE DORMIDO. Es muy común que el bebé se quede dormido comiendo. Pero si se acuesta ya dormido al calorcito de mamá y de repente se despierta sólo, se asustará. Lo ideal es que aunque esté adormilado, sea consciente que está cambiando de medio.
Dulces sueños…
Ojalá fuera tan fácil!!!
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Cuándo los consejos fueron fáciles? Jajjajaja Ni mano de santo! Pero bueno… Si nos pueden ayudar un poquito… Animo Raquel! Algún día dormirás toda la noche del tirón y no te lo podrás creer!
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Buenos consejos, Tania. El siguiente post estaría bien que hablara sobre «Cómo mantenernos firmes ante los llantos de nuestros niños», sobre todo los que son por capricho, claro.
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Gracias por la sugerencia! Investigaré sobre el tema, porque eso me parece aún más difícil! Por lo menos a la hora de dormir te encuentras (normalmente) con la misma gente, a la misma hora, mismo entorno, en tu casa…. Pero lo del llanto… Te puede asaltar en cualquier momento o escenario! Todo un reto. Me gusta! Me pongo a ello!
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