Hoy, con vuestro permiso, vamos a ponernos un poco profundos.
Con el nuevo año, parece que el cuerpo nos pide un poco de reflexión sobre qué queremos, para nosotros y nuestros hijos. Un alto en el camino para reflexionar y proyectar nuestros deseos en el comienzo de una nueva etapa.
Eso me ha pasado al leer un artículo en el periódico digital ABC sobre la educación de los niños. Es curioso cómo nos obcecamos muchas veces en que nuestros hijos aprendan a leer, a sumar, a escribir… y nos olvidamos de valores que a la larga son más importantes, la base de cómo serán y lo que lograrán.
Yo tengo clarísimo que el éxito de alguien (en lo personal también, pero sobretodo en lo profesional), no depende de las notas ni de los diplomas obtenidos, sino más bien de la personalidad. Alguien con carisma, con capacidad de liderazgo, con don de gentes, llegará mucho más lejos y su expediente académico pasará a un segundo plano. Al menos, eso es lo que visto a mi alrededor.
Por eso este artículo me ha parecido tan interesante.
Os traigo algún extracto, pero os dejo el link por si queréis leerlo entero. Merece la pena.
Si te preocupa que tu hijo no saque buenas notas en inglés; le cuesta resolver los problemas de matemáticas o no acaba de aprender la tabla periódica, no te alarmes. Todo ello son cuestiones secundarias en la formación de los pequeños. Hay cosas más importantes en las que debe brillar desde las edades más tempranas. Una habilidad que le va a permitir ser un buen profesional y triunfar en la vida. ¿Quieres saber cuál es? La empatía.
«Si tu jefe o tu compañero de trabajo no es empático, no querrás trabajar con él; crecer con él, seguir sus pasos… En definitiva, no son buenos líderes», explica Ana Sáenz de Miera, directora de Ashoka en España y Portugal, la mayor red de emprendedores sociales del mundo. De ahí la importancia de ser empáticos. «Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro», dice la RAE, es decir, la capacidad de una persona de ponerse en el lugar del otro.
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Empatía con acción
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Precisamente de eso se trata. De la empatía en acción. «Porque, de lo contrario, no vale de nada», reseña la directora de Ashoka. «Todos los emprendedores sociales tienen un alto grado de empatía», asegura, puesto que son capaces de detectar un problema y de ponerse en marcha para solucionarlo. A gran escala, podríamos seguir hablando del virus Ébola pero, a pequeña, Ana Sáenz de Miera ejemplifica: «Un grupo de emprendedores que monta una empresa pensando en la necesidad que tiene el parque del barrio de que tenga agua».
Familias, colegios, profesionales de la educación y la sociedad en general son los responsables de este cambio social cuyas raíces se sitúan en Toronto, Canadá, en 1996. Allí, Mary Gordon puso en marcha el programa «Raíces de la Empatía» en colegios, principalmente con alumnos conflictivos, para reducir niveles de violencia y agresión estudiantil y promover comportamientos sociales que aumentasen los niveles de empatía, tal y como explica su fundación «Roots of Empathy».
Un bebé para ser empáticos
En cada aula, siguiendo las indicaciones de Gordon, se trabaja con un bebé, que actúa de «laboratorio emocional» para los estudiantes. Como estos no articulan palabra, los alumnos aprenden a identificar si el bebé está contento, triste, por qué llora… De esta manera, los niños aprenden a reconocer sus propios sentimientos, para después ser capaces de explicarse, y comprender cómo sus acciones afectan a los sentimientos de quienes les rodean.
Los resultados son realmente asombrosos: se reducen las actitudes violentas en el aula, los niños comprenden las emociones de sus compañeros, aumenta la capacidad de integración de los menores y desarrollan otras habilidades.
«Las empresas no demandan un buen electricista sino a alguien que sepa trabajar en equipo. En definitiva, buenas personas que, al final, son buenos profesionales porque el que es capaz de ser un buen líder, de trabajar en equipo, etc., gracias a la empatía, será la persona más feliz del mundo y obtendrá éxito», asegura Ana Sáenz de Miera.
¿Es tu jefe una persona empática? «Si es un gran líder, si es una persona capaz de desarrollar la empatía, su equipo le seguirá. De lo contrario, acabará cayendo», explica. Muchos ya han caído. Otros caerán porque, al fin y al cabo, las empresas las forman las personas.
El futuro está en la educación
Y para que cada vez haya mejores personas dirigiendo equipos y compañías, hay que «educar con éxito» (…).
Sólo así conseguiremos tener en el futuro buenos profesionales, capaces de trabajar en equipo, buenas personas, preocupadas por los problemas sociales… «Las ventajas competitivas tradicionales ya no son suficientes», escribía en su blog la antigua directora general de ING Direct, Carina Spinka, una defensora de la empatía, que habla de «Adaptive Advantage», es decir, «la capacidad de identificar rápido las señales del entorno, capacidad de experimentar, capacidad de conectar con las personas y con la sociedad, etc. Y cómo no, la necesidad de generar ‘Adaptive leaders’ como clave para desarrollar estas nuevas dimensiones estratégicas en las organizaciones. Personas que favorecen que se experimente en su organización, que gestionan el entorno y no se dejan gestionar por él, que buscan multitud de opiniones y no sólo la suya y con mucha, mucha empatía y un claro sentido del propósito».
Me ha parecido genial, toda esta información. Completamente de acuerdo. Enhorabuena por tu blog
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Muchisimas gracias Angeles! Gracias por seguirme y «leerme».
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Hace mucho tiempo que me intereso en artículos y libros al respecto, y estoy totalmente de acuerdo con ello. Menos máquinas humanas y más relaciones emocionales, siempre que no afecte demasiado el problema ajeno, sino que se utilice esa empatia para fines resolutivos y positivos.
Genial.Gracias.Muy interesante.
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Que artículo más interesante! Estoy totalmente de acuerdo. Gracias por compartirlo!
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Es complicado esto de la educación… pero está bien tenerlo en cuenta, nos olvidamos muchas veces de la personalidad centrándonos en las asignaturas del cole.
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