Parece que no prestamos mucha atención a las condiciones en las que nuestros bebés duermen, pero hay bastantes factores a tomar en cuenta. La temperatura, que no se destapen, el riesgo de asfixia derivado del uso de sábanas, mantas o almohadas demasiado pronto… Los bebés se mueven mucho por la noche, y no queremos riesgos innecesarios. Aquí mencionaré alguno de los riegos habituales que es mejor evitar. ¡No cuesta nada y te puedes ahorrar un susto!
En síntesis, podemos resumir los factores a tener en cuenta en 11 enunciados. Estos son:
1. Riesgo de asfixia o estrangulamiento derivado del uso de sábanas y mantas. Usar un saco de dormir.
Desde que descubrí los sacos de dormir para bebés he sido fiel defensora de lo útiles y cómodos que son. Pero es que además, después de investigar más sobre ellos y meterme en el mundo «Sadayakko«, me he convertido en «abanderada» de estos productos por su seguridad. Yo no lo sabía antes, pero ¿sabes que en países como EEUU, Reino Unido y Canadá desaconsejan el uso de sábanas y mantas en la cuna por ser un riesgo de muerte súbita para el bebé? Incluso en algunos hoteles dentro y fuera de España hacen firmar un consentimiento y la asunción de toda responsabilidad a los huéspedes que pidan una cuna para su bebé con sábanas.
Con el uso de sacos de dormir para bebés evitas el riesgo de asfixia causado por sábanas, mantas o edredones. Por eso, el uso de sacos de bebé para dormir está recomendado por diversas Asociaciones y Fundaciones como la Fundación para el estudio de muertes en la infancia (Canadian Foundation for the study of infant death o Foundation for the study of infant death UK), la Academia de Pediatría Americana (American Academy of Pediatrics, AAP) o la Asociación Española de Pediatría (puedes consultar el Libro Blanco de la Muerte Súbita del Lactante (SMSL) elaborado por el grupo de Trabajo para el Estudio y Prevención de la Muerte Súbita de la Asociación Española de Pediatría).
Los sacos de dormir para bebés o niños permiten cierta movilidad al bebé, sin agobiarle, pero sin que pueda destaparse. Los niños duermen tranquilos, y los padres también. Los expertos incluso afirman que los sacos ayudan a crear rutinas de sueño, ya que los niños se sienten cómodos y a una temperatura agradable. Además, con el saco se sienten siempre en casa, así que si nos marchamos de viaje es un gran aliado para no perder nuestras costumbres.
Desde el punto de vista económico, un saco va a durar mucho más tiempo que cualquier prenda, por lo que el desembolso inicial compensa, sobretodo si el saco es de buena calidad y está confeccionado con buenos materiales, porque durará mucho más (no perderá color, no se descoserá, el relleno no se moverá…). Te ahorras la sábana, el edredón o colcha, detergente… y ¡el lavado y secado es mucho más rápido!
Como no podría ser de otra manera, recomiendo los sacos de dormir de Sadayakko (¡ahora con descuentos de hasta el 60%!). No sólo porque estéticamente son los que más me gustan, sino porque tienen las siguientes características, que no he encontrado en otras marcas:
– Diseños exclusivos registrados
– Fabricados íntegramente en España, con materiales españoles
– Piqués clásicos con estampados que nunca pasan de moda
– Algodón 100% en todos los forros. Perfecto para bebés con dermatitis atópica u otras alergias
– Cremalleras invertidas para que sea difícil de quitar por el bebé
– Cremalleras cubiertas por el exterior e interior, para evitar roces o indeseados pellizcos
– Relleno cosido al forro, de forma que no se desplaza por mucho que se lave
– Largas cremalleras que permiten el cambio de pañal sin necesidad de destapar el torso
– Abertura trasera (en el modelo de saco de dormir mixto) que permite el paso de las cintas de seguridad de portabebés o sillas de paseo. Si el bebé se duerme, no tienes que cambiarle ni despertarle para que siga durmiendo en la cuna.
– Forma triangular que se ajusta al torso pero permite cierta movilidad de las piernas.

2. No introducir demasiados juguetes o elementos en la cuna.
Parece una tontería, pero dejar en la cuna demasiados muñecos u otros productos tiene su riesgo. A parte de que el niño se agobie cuando duerme (igual le entretiene antes de dormir, pero luego le van a molestar) porque quitan mucho espacio, puede que accidentalmente se meta algo en la boca, o al girarse se golpee con un canto, una esquina, la parte dura de un muñeco o caja… En la medida de lo posible es recomendable dejarle espacio para que duerma tranquilo y no tenga riesgos. Si el bebé o niño se empeña en meter algo en la cuna que puede suponer un problema, esperamos a que se duerma y lo retiramos.
3. No usar almohada demasiado pronto.
Porque el cuello (que es corto los primeros meses de vida) puede quedar en una mala postura, las cervicales quedarían torcidas y la cabeza (más grande proporcionalmente al resto del cuerpo) puede quedar inclinada hacia delante e impedirle respirar bien, además de complicar su desarrollo natural. Además, se convierte en otro elemento móvil que puede suponer un riesgo de asfixia. Por lo general no se recomienda su uso hasta los 24 meses de vida, y la almohada debe ser pequeñita, fina, y de material hipoalergénico.
4. Es recomendable poner a los bebés a dormir boca arriba.
De todo he oído sobre esto, pero parece que lo más recomendable es ponerles a dormir boca arriba, o de lado (reduce el Síndrome de Muerte Súbita a la mitad). Nunca boca abajo. Es interesante también, sobretodo al principio, ir cambiándoles de posición para que no se les deforme la cabecita, dado el tiempo que pasan acostados. Venden en cualquier supermercado unos soportes para mantener al niño de lado (que yo nunca he usado porque siempre han preferido ponerse de lado que boca arriba) y puedes adoptar alguna rutina para recordar en qué postura ha dormido antes de cada toma para cambiarle de lado en la siguiente.
5. El colchón de la cuna tiene que ser firme.
Los de las cunas de viaje no son tan recomendables como los de muelles o los que son más similares a los que usamos los adultos. No por ser más pequeños o pesar menos debemos dejar que no tengan una superficie firme.
Yo no soy partidaria de ponerle a dormir en la silla de paseo cuando puede dormir en su cuna (hay gente que lo hace para que se habitúe también a la silla). Creo que el hecho de que duerma en superficie plana y firme es fundamental.
6. La habitación del bebé debe estar ventilada y a una temperatura correcta.
Tendemos a «sobre-abrigar» a los bebés. Pensemos antes en qué nos pondríamos nosotros para vestirle a él. La temperatura ideal es entre 20 y 25 grados.
7. No cubrir la cabeza del bebé cuando duerme.
Ni dormirle con el babero puesto, ni una capucha… No sólo por el «sobre-calentamiento» que esto supone, sino porque todo lo que implique lazos o botones puede ser un riesgo para su seguridad.
8. Sobretodo al principio debemos estar atentos a su respiración.
Que el niño respire tranquilo pero de forma continua, no a trompicones. Si no es así, consultaremos con el pediatra lo antes posible.
9. Evitar que se duerma en superficies sin barrera.
Como por ejemplo en el sofá, encima de una mesa… al menor movimiento se puede caer al suelo, y a parte del susto que se puede dar (imagínate sentir que caes al vacío cuando estás durmiendo), se puede lesionar gravemente.
10. No poner a más de un niño en una cuna, ni al niño con los padres.
Cuanto más espacio «libre» tengan, y menos ruidos y movimientos cerca, mejor. Si no el sueño no es ni tan profundo ni tan reparador. Además, existe el riesgo de que sin querer (obviamente) en una vuelta de los padres se aplaste al bebé.
11. Que el ambiente de la habitación sea «libre de humos».
Lógico, ¿no?
Muy interesante la información, nunca es demasiada cuando se trata de niños. Gracias. Y los sacos son preciosos!
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Yo también soy Fan de los sacos de dormir. Y algunas de las cosas que dices son obvias, pero otras… hay que pensar en todo! Gracias!
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Me encantan los sacos.
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