¡Y ya estoy de vuelta! Este fin de semana he estado en una boda divertida, emotiva… llena de detalles que siempre recordaremos. ¿Os cuento?
Primero os sitúo: Las Palmas de Gran Canaria: sol, alegría, gente abierta y disfrutona… en el ambiente ya se mascan las ganas de pasarlo bien.
La pareja que se casa tiene un niño de un añito… Ufff… ¡Comestible con su pajarito, tirantes a juego y unas All Starrojas! El peque entró en la iglesia con papá, alucinó cuando entró mamá… Y tuvo sus momentos de protagonista durante todo el día. El resultado… Un consumo de pañuelos considerable 😋.
Me encantaron los tocados de las invitadas, la decoración de la finca donde de celebraba (Finca El Escudero en Santa Brígida), la organización de la boda que corrió a cargo de B de Brisson, la música en vivo del grupo de músico rockero Macaronesia…
Mil detalles que seguro que sirven de inspiración para quien esté pensando en organizar una boda o fiesta en el jardín. Os dejo con las fotos.
¡Feliz semana!
Rincón de quesos de los que dimos buena cuenta durante el cocktailCada macetita… una mesa con los nombres de los invitadosRincón para sacarnos fotos con mensajes divertidos, y con fotos antiguas de la familia de los noviosNada más entrar podías ponerte unas fundas para los tacones, para no clavarte en el césped ni estropear los zapatos¿Hace un sol espléndido? Los hombres tenían sus sombreros y las mujeres sus sombrillas. Sin excusas para disfrutar del jardín.¿Quieres cerveza? ¡También puedes elegir!
Tocados increíbles y súper elegantes llenos de color, la mayor parte de Jimmy Martín (Las Palmas). El mío es de Tocados Lliso (Madrid) pero de hace ya unos años. Mucho más sobrio, pero que también me encanta.
Por supuesto no nos quedamos a dormir… ¡porque no nos dejaron! Me encantó la sutilidad con la que nos informaron. 😉
¡Cómo me lo pasé! Conocí gente simpática, cariñosa, divertida… y por supuesto disfruté como una enana con los que ya conocía.
Y aqui la menda merenda… que sólo estrenaba clutch (de Accesorize). El vestido es negro con brocados dorados de Blanco y los zapatos son de Maria Mare.
En verano apetece salir a comer fuera con los niños y disfrutar así del día en familia o con amigos. Pero hay veces que conseguir que los niños estén formales y nos dejen disfrutar de la comida es prácticamente imposible. ¡Pero se puede intentar! Hoy os traigo algunos trucos para facilitar un poco la misión.
A ser posible, yo elegiría un restaurante con terraza o zona abierta donde los niños puedan jugar cuando hayan terminado de comer sin que les perdamos de vista. Ahora también abundan los sitios para comer con zona de juegos o entretenimiento para que cada uno tenga su espacio. Son una opción estupenda, sobretodo si hace buen tiempo y están al aire libre.
Restaurante Filandón en Madrid con zona de juegos
Pero muchos de estos restaurantes están llenos o lejos de casa, por lo que os doy algunas ideas para amenizar en trance si vais a uno estándar. Puede que no sirvan para todos los niños, pero a mi la verdad es que me da resultado… aunque sea un ratito de paz cuando ya han terminado de comer.
Empezad a comer pronto. Cuando se hace tarde todos (los adultos los primeros) nos ponemos más pesados y de peor humor. Cuanto más tranquilos estemos todos mejor.
Antes de comer podéis leer la carta juntos, hablar de qué comidas les gustan, dónde las han comido… Involucradles en la elección de lo que van a comer aunque vosotros tengáis la última palabra. Interactuad con ellos para que se relajen.
Si vuestro hijo es pequeño aún y no come muy variado, mejor llevarle la comida vosotros. Está fenomenal que pruebe luego de vuestros platos, que vaya conociendo otras opciones, pero con la tranquilidad de que ya ha comido. Un buen puré relaja a los padres porque el niño ya esta bien alimentado. A partir de ahí todo son extras bien recibidos.
No os estreséis con que se lo terminen todo. Primero porque muchas veces las raciones que ponen en algunos restaurantes son excesivas hasta para los adultos y segundo porque se trata de disfrutar. Intentemos que superen un mínimo que consideremos suficiente alimento.
Llevarles cuadernos para pintar y pinturas. A mis hijas al menos les entretiene mucho. Más si tienen pegatinas.
Llevarles actividades. El único «pero» es que cuando todavía no saben leer les tienes que decir en cada actividad qué es lo que tienen que hacer, pero están formales y sentadas.
Cuando son un poco más mayores pueden jugar a las cartas entre ellos.
Sé que muchas veces el móvil, iPod o iPad son recursos muy útiles cuando salimos con los niños a comer, pero eso hace que se aíslen y no se relacionen con los demás, que es lo mejor de comer fuera. Por eso lo recomendable sería no usar estos dispositivos o sólo en caso de mucha necesidad.
Intentemos que las comidas no se les hagan eternas. Para ello no deberíamos pedir platos que tarden muchísimo (si vais a comer una paella mejor encargarla antes para que cuando os sentéis a comer esté ya lista) ni pretender que los niños estén sentados con una sonrisa si tenemos una sobremesa larga. Si no tienen dónde jugar o entretenerse mejor nos olvidamos del famoso «copa y puro».
¡A disfrutar!
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Disfrutamos mucho, pero también fue bastaaaaante intenso. Teniendo en cuenta que A1 tiene 6 años, A2 4 años y A3 casi 2… había muchos frentes abiertos tooodo el día. ¡No nos dio tiempo a aburrirnos!
El caso es que Valencia me ha parecido una ciudad, además de bonita, muy recomendable para ir con niños y por eso quería hablaros sobre el viaje.
Para empezar, Valencia es plana, lo cual facilita mucho largos paseos, incluso en bici si los niños ya son un poco mayorcitos. Además tienes la playa muy cerca y hay muchas instalaciones que parecen pensadas específicamente para niños. ¡Os cuento lo que hicimos!
Paseo por el cauce del río Turia (seco, obviamente) hacia la Ciudad de las Artes y de las Ciencias. Como he dicho, el paseo es totalmente plano, así que no se hace nada pesado. Mucha gente corriendo, en bici… un ambiente saludable donde además es muy cómodo ir con el cochecito. De camino te puedes encontrar además con parques estupendos como el Parque de Gulliver, que aunque es súper atractivo he de reconocer que da un poco de mieditis para niños tan pequeños.
Ciudad de las Artes y de las Ciencias. Entorno. ¡Ahí puedes pasar días! Habían puesto una pista de patinaje sobre hielo, y dos trenecitos (no conseguimos subir a ninguno, siempre pasaba algo), uno que hace un recorrido de media hora y otro que supongo que sólo estaría en Navidad (con la cabeza de un reno) que hacía un recorrido dentro de la propia Ciudad y que era más corto. Había varios food trucks estacionados, juegos para niños y puestos de productos típicos de Valencia. Otros tantos sitios para tomarte un café o un hot dog, muy socorrido. Nota: Hay un Hipercor y un Carrefour al ladito. Si necesitas algo lo tienes muy cómodo.
Oceanográfico. Fascinante recorrido por la fauna marina de todo el mundo, dividido por sus habitats. A las niñas les encantó. Todo además está tan cuidado y nuevecito que daba gusto. Hay varios restaurantes y puestos de comida dentro, la gente es muy amable y por lo menos cuando fuimos nosotros no había aglomeraciones. Fuimos a las 17.00 a un espectáculo en el que te hablaban de cómo cuidan a los peces con el fondo de un taque enorme con miles de ellos. Muy interesante y en cubierto. A las 17.45 vimos el show de delfines. Para mi gusto fue un poco tarde. No duraba mucho, pero cuando terminó ya era de noche, y sin sol te quedabas un poco frío. Muy bonito de todas maneras, merece la pena. Por cierto que encontramos a Nemo. Menos mal, si no a A2 le da algo.
Museo de las Ciencias. Aunque los términos Museo y Niños no suelen llevarse muy bien, éste está muy dirigido a ellos. En la primera planta tienes recintos para que ellos jueguen. Se entretienen aprendiendo cosas sin enterarse, y me pareció muy interesante. ¡En la tercera planta estuvimos muchísimo tiempo! Un montón de juegos interactivos en los que los niños (y los padres) aprenden muchísimo sobre cómo funciona el cuerpo humano, el clima, las telecomunicaciones… Ahí va una anécdota: después de dos minutos de explicación por parte del papá de las criaturas sobre el movimiento de la luna y sus diferentes estados, A2 afirma con rotundidad «la luna está hecha de queso». Silencio. Vale, siguiente.
Hemisférico. Impresionante sala de cine en 3 dimensiones. Hay una película de dibujos enfocada a los niños: Escapada al Paraíso. A3 se durmió después de hacer varias excursiones de padre a madre y vuelta, y A2 de vez en cuando se quitaba las gafas 3D porque le daba un poco de miedo tanta realidad, pero estuvo muy muy bien.
Paseo en barca por la Albufera. Nos recomendaron llamar al Tío Pastillapara dar una vuelta en su típica y ya añeja barca. Él encantador, contando miles de anécdotas de las que yo ni me enteré porque estaba pendiente de que ninguna A se me despistara. Pero es una vueltecita muy amena, el agua en calma, ves Valencia, navegas entre palmas… muy recomendable.
Visita a la playa. No tuvimos suerte con el tiempo, porque hizo viento y un poco de frío, pero pudimos ir a comer a un restaurante en la playa (Playa El Saler, tomando la salida Tallafoc de la Rambla). El restaurante/arrocería se llama Duna y tiene un parque para los niños al lado (visible desde dentro) muy práctico. El arroz buenísimo. Además, este restaurante está en El Tenedor.
Por el camino a la playa vas viendo a los lados arrozales. Increíble cómo está la tierra inundada para cultivar el arroz. No lo había visto nunca en vivo y me pareció muy curioso.
Comimos o cenamos alguna vez en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias o en algún restaurante del centro o de la avenida central. Hay muchos restaurantes con comida elaborada, buenísima sin resultar excéntrica (a mí lo de el centímetro de espárrago al aroma de vapor de percebe como que no me va mucho). Sin duda recomendaría el Bocado, donde además de estar la comida buenísima nos atendieron genial.
Desayunamos fuera del hotel, en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias o en una cafetería-panadería que se llama La Petit Brioche. Cuando probé su croissant relleno de Nutella se me saltaron las lágrimas. No me dejaron quedarme allí a pasar el día. ¡Qué insensibles!
Quisimos ir a Bioparc, pero llovía uno de los días así que… ¡tendremos que volver!
Me impresiona mucho conocer gente que dedica su existencia a cuidar de los más desfavorecidos, a sacar del infierno al menos a unos pocos, a darles un futuro. Admiro muchísimo esa fortaleza.
Ayer tuve el placer de participar en una cena solidaria en CASA MONO, en Madrid, en favor de MALAYAKA HOUSE. MALAYAKA HOUSE es una casa de acogida en Uganda para niños huérfanos y en condiciones de extrema pobreza, malnutrición y maltrato. Empezaron haciéndose cargo de un bebé abandonado, y ahora ya son 40. Les han dado un hogar, un refugio, una educación y sobretodo… una familia. Como decía una de las «Aunties» o mujeres que cuidan de los niños, vayan donde vayan ahora tienen la seguridad de tener a dónde volver, alguien que cuida de ellos. Unas tías, unos hermanos, comida, un techo… amor.
Todas esas cosas que los privilegiados damos por hecho.
Ellos necesitan fondos para continuar y sacar a otros niños de una situación desesperada.
Los niños de Malayaka HouseLos niños de Malayaka HouseLos niños de Malayaka House
Fue la pequeña contribución de un grupo de amigas de deberían reunirse más y que aprovecharon la ocasión para conocer este proyecto, involucrarse y disfrutar un poco juntas. Gracias Elena por convocarnos. Todas aceptamos en cuestión de minutos. Esperemos que sea el comienzo de una bonita tradición.
Os dejo los datos de MALAYAKA HOUSE por si os interesa conocerles un poco más.
Por cierto que CASA MONO me gustó mucho. El menú era cerrado y aunque los segundos no eran santo de mi devoción (Capón o Tajín de cordero), todo estaba muy rico. La decoración me encantó. Tiene barra, terraza, restaurante, coctelería y reservado… todo en pleno barrio de Argüelles, en Madrid. Lo probaré en otra ocasión. ¡Seguro!
Casa Mono MadridCasa Mono MadridCasa Mono Madrid
I feel really impressed by people that dedicate their lives to help others, to get at least some of them out of hell, to give them a future.
Yesterday I had the pleasure to participate in a charity dinner at CASA MONO in Madrid in favor of MALAYAKA HOUSE. MALAYA HOUSE is a shelter house in Uganda for orphans in condition of extreme poverty, malnutrition and abuse. They began by giving shelter to an abandoned baby, now they are 40 kids. They give them a home, shelter, an education and… the most important thing… a family. As one of the «aunties» mentioned, wherever they go, now they know there is a home to go back to, with a roof, food and love, given by their aunties, brothers and sisters.
All these things that us previledged take for granted.
They need funding in order to continue helping these and other children in a desperate situation.
This was the tiny contribution of a group of friends that should get together more often. Thank you Elena for summoning us!
Sábado por la mañana con prevision de tiempo horrible en Madrid. ¿Qué hacemos? Había oído hablar de MAGIC FOREST, pero no sabía ni cómo era ni para qué edades.
Llegar a Kinepolis fue fácil, está bastante bien señalizado. Hay un parking cubierto con acceso directo a Magic Forest.Es mejor porque no está a la intemperie, está más cerca que los descubiertos y no tiene escaleras (si llevas carrito es fundamental aparcar en este parking).
Vista global del parque
La recepción fue un poco caótica. Se compran las entradas para una hora concreta, lo cual está bien para su control de aforo pero supone que todas las madres y niños quieren entrar a la vez. Como siempre, nos encontramos con madres de charleta taponando la entrada (id a la cafetería a hablar, por favor, aquínoooo), niños que te pasan entre las piernas, un ruido que no te permite entender a la chica que te atiende… Pero bueno, el personal lo tiene todo bien controlado.
Se recomienda el parque para niños de entre 5 y 12 años.
Zona para niños de 0 a 3 años
Hay un espacio más bien pequeño para los más chiquitines (0-3 años). Lo malo es que juntar a un bebé de menos de un año con uno de 3… es bastante risky en un espacio tan pequeño. Metí a la mía un rato en esta zona para que correteara en un momento en el que los demás niños estaban comiendo.
Está pensado para los padres organicen los cumpleaños allí o un día cualquiera puedan aprovechar para ir al cine o esperar a los niños en la cafetería, viendo la tele u hojeando una revista.
Nuestra comida
Para poder pedir en la cafeteríate dan una tarjeta. El camarero te va cargando lo que consumes y lo pagas a la salida. Después de estar sentada más de media hora, vislumbré un camarero a lo lejos. ¡Existen de verdad! ¡Bueeeeenoooooo!! Tardó en aparecer, pero luego fue amable y servicial. ¡Pero estaba solo! ¡Pobre! No daba a basto. La cafetería tiene WI FI gratis y la comida, aunque no muy variada, esta sorprendentemente buena. Las niñas tomaron un hot dog cada una y un botellín de agua, yo una tosta de jamón (ibérico) con salmorejo y un café con leche. En total, 14,50€. Tampoco está mal.La entrada un sábado cuesta 9’50€ por niño mayor de 4 años (la entrada regular), y te da derecho a 2 horas de juego. Si luego te quieres quedar un poco más, te cobran 4€ por cada media hora extra y niño. Se pueden comprar por Internet, lo cual recomiendo, porque si no puedes encontrarte con el aforo completo. Puedes acceder a información práctica sobre Magic Forest aquí.
Las niñas se lo pasaron genial. Iban y venían, comían y seguían jugando. Toboganes, camas elásticas, laberintos, plantas por las que trepar…
Había varios grupos celebrando cumpleaños, y parecían pasarlo en grande. Comen todos juntos, y luego los monitores les hacen pruebas y una gymkhana. Es una alternativa al parque de bolas a tener en cuenta cuando los niños empiezan a ser un poco más inquietos.
El viernes pasado probamos el restaurante LA CANTINA, del Grupo La Máquina. Es una sidrería asturiana ambientada en un entorno desenfadado.
Es un local bastante amplio, perfecto para ir con amigos a compartir platos y poder probar un poco de todo.
Cuando llegamos me sorprendió la cantidad de gente que había. ¡Estaba abarrotado! Bueno, eso es buena señal, ¿no? Esperamos un rato en la barra hasta que se librara nuestra mesa (íbamos con reserva), y luego nos sentamos.
Tomamos un poco de todo: tartar de atún, tartar de salmón, tortilla de patatas con y sin cebolla, empanada, ensaladilla rusa imperial con ventresca, ensalada de tomate, bocatín de calamares… y estaba todo buenísimo, la verdad. Habíamos vistos los «tomatones» en la barra e hicieron honor a su pinta. Los tartares estaban deliciosos y la tortilla de patata espectacular. Qué buena es una buena tortilla de patata ¿eh? De postre pedimos arroz con leche de Asturias, parece que es su especialidad, y estaba muy rico. A mí no me gusta mucho la capa de caramelo crujiente que le ponen encima, pero el arroz con leche merecía la pena. Además estaba calentito (no entiendo por qué en muchos sitios lo sirven frío, caliente tiene mucho más sabor).
El servicio muy bueno (a pesar de la cantidad de gente que había). Iban tan rápido que algún plato tuvo que esperar a que se acabase el anterior. Un poco peor cuando terminamos los postres y pasamos al momento «copa». Ya había menos gente y sin embargo empezaron a tardar en atendernos, en servirnos… el mundo al revés.
Una curiosidad: tiene una doble parrilla vista de carbón de encina. Puedes ver cómo la utilizan en las diferentes pantallas repartidas por la sala.
En síntesis, es un sitio recomendable para una cena desenfadada. La comida, de picoteo (a mi en el fondo es la que más me gusta) pero de muy buena calidad y a un buen precio (precio medio indicado 21€ con entrante, plato y postre).
Os dejo los datos aqui:
La Cantina
Calle Sor Ángela de la Cruz, 17
28020 Madrid
40,459N: 03,695W
Reservas y consultas
(+34) 91 570 65 45
email: lacantina@grupolamaquina.es
Horario de cocina
Barra: De 12:00 a 16:30 y de 20:00 a 24:00
Comedor: De 13:00 a 16:00 y de 21:00 a 24:00
Domingos noche cerrado
Observaciones
Terraza
Servicio de aparcacoches
Wi Fi gratis para clientes
Puedes acceder a descuentos reservando a través de eltenedor.
Hace un par de viernes me llevaron a esta Taberna en Madrid, en la zona de Huertas.
Como su propio nombre indica, es una Taberna: ni es chic, ni está de moda. Pero para comer, lo que es comer… es puro lujo.
Una carta sencilla, pero con productos de primera calidad, exquisitos.
Cenamos, entre tres, una ración de jamón, una de tomate aliñado con ventresca, una de boquerones y anchoas (con una aceitunas gordas buenísimas), una de solomillo con ajos y patatas fritas, y de postre una tarta de galleta y un tocino de cielo. Unos 30€ por persona, y estaba todo delicioso.
Por lo que he leído de otros que han ido, el sitio es buenísimo en comida castiza (de Madrid) como los callos (que no son Santo de mi devoción, confieso) y las cañas están muy bien tiradas.
Desde luego, un sitio acogedor con mucho encanto en el que te sientes como en casa y que merece la pena tener en cuenta.
¿Queréis los datos? ¡Aquí están!
Al salir de allí, fuimos a tomar algo al Glass bar de Hotel Urban(Carrera de San Jerónimo 34, Madrid), al que nunca había ido y esta bastante a mano. Se llama así porque la decoración y el mobiliario es transparente, como si fuera de cristal, bastante original y elegante. A destacar: nos sacaron palomitas, frutos secos… y cada poco tiempo pasaba un camarero con picoteo dulce. Ummmnnnn… rico rico rico… Buen ambiente para cerrar una noche tranquila en buena compañía 😉
Two Fridays ago I went to this tavern in Madrid, in the Huertas neighborhood.
As most taverns, it is not chic nor is in vogue, but when it comes to food… pure luxury.
It offers a simple menu of first quality products, delicious.
We had ham, tomato with tuna belly and really good big olives, anchovies and anchovies in vinegar, sirloin beef steak with garlic and chips, a cookies cake and tocinos de cielo (pudding made with egg yolk and syrup). Around 30€ per person and everything was superb.
A very special and friendly place were food is the starring that you should keep in mind when choosing a place for dinner.
Above you can see where to find the place.
Afterwards, we want to the Glass Bar at the Urban Hotel. It is called this way because furniture and decoration is transparent, as if it was made of glass, original and elegant. A detail to take into account: we were given pop corn and dry fruit, and from time to time a waiter offered sweet snacks. Ummmnnnn. Delicious. Nice atmosphere to put an end to a quiet night in the good company 😉
Habíamos ido al Teleférico (eso merece otro post, menuda aventura), y se nos había hecho tarde, así que no teníamos muchas esperanzas de que alguien nos diera de comer decentemente a las 15.30 pm.
Como suele ocurrir, cuando menos lo buscas… ¡mejor lo encuentras! Descubrimos un restaurante muy bien puesto, un servicio estupendo (las camareras simpatiquísimas y muy profesionales a pesar de que entramos tarde e íbamos con niños) y una comida… como hace tiempo no probábamos.La vasca-vasca de toda la vida. Los sabores de siempre, que ahora son tan difíciles de encontrar. Tomamos txistorra (que nos pusieron de aperitivo), croquetas de jamón (cremosas y muy sabrosas), pimientos rojos rellenos de txangurro (muy buenos y suaves), chuletón (como mantequilla, delicioso) con ensalada de lechuga y cebolla (una vinagreta exquisita) y las niñas una merluza a la romana que quitaba el sentido (no dejaron ni una muestra). De postre, mousse de chocolate con nueces (muy bueno) y una tarta fina de manzana recién hecha (recordemos que ya eran las 16.30) espectacular.
Después de esa dosis de Historia… dedicamos el viernes a Peñafiel.
Visitamos primero el Castillo de Peñafiel. Está bien, pero habiendo estado el día antes en el de la Mota… éste nos gustó menos (es más pequeño, y en las explicaciones no incluyeron mucha historia ni nos situaron tanto en el quién-cuándo-cómo). Interesante sin embargo el Museo Provincial del Vino que está en el Castillo.
Castillo de PeñafielCastillo de Peñafiel
Fuera visitamos las Bodegas Protos. Yo no había visitado nunca una Bodega, y me gustó mucho. La historia de la bodega, cómo había ido creciendo (increíble lo que producen y venden)… nos explicaron cómo se almacena el vino, cómo se limpian las barricas, cómo se conserva y almacena el vino… eché un poco en falta sin embargo que nos enseñaran los primeros pasos: la siembra, la recogida, la extracción del mosto… Terminamos la visita con una cata de un vino blanco y un tinto. Las bodegas son atractivas porque tienen una parte más antigua, la original, con 2 km de galerías subterráneas donde almacenan vino en barricas debajo del Castillo, y otra nueva, del arquitecto Rogers Stick Harbour & Partners.
Interior de las Antiguas Bodegas ProtosVista de las nuevas Bodegas Protos desde el Castillo de Peñafiel
Por aquello de no perder las curvas, fuimos a comer al restaurante C21, que pertenecen a las Bodegas de Emilio Moro. Un menú degustación que por lo general estaba buenísimo y a un precio razonable. Magnífico fin de escapada.